En su primer discurso en Singapur, el Papa Francisco elogió el crecimiento, la resiliencia y el compromiso social de la ciudad-estado. Durante su intervención dirigida a autoridades, sociedad civil y diplomáticos, el Pontífice destacó la importancia de seguir esforzándose por la inclusión, la sostenibilidad ambiental y el bien común.
Francisco resumió la actitud del pueblo singapurense como un esfuerzo conjunto en armonía, responsabilidad, fraternidad e inclusión. Su discurso, pronunciado en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad Nacional, siguió a una ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial y reuniones con el Presidente Tharman Shanmugaratnam y el Primer Ministro Lawrence Wong, marcando la primera parada en la última etapa de su 45º viaje apostólico internacional.
El Papa describió los rascacielos de Singapur como un testimonio del ingenio humano y del dinamismo de la sociedad, destacando el progreso desde sus humildes comienzos hasta su actual desarrollo. Francisco aplaudió el compromiso de la nación con proyectos ambientales, como el incremento del uso de energía solar y la reducción de residuos, y subrayó la importancia de construir una sociedad que valore la justicia social y el bienestar común.
No obstante, advirtió sobre el peligro de un pragmatismo que pueda llevar a la exclusión de los menos favorecidos, como los pobres, ancianos y trabajadores migrantes. También enfatizó la necesidad de equilibrar el desarrollo tecnológico con el cultivo de relaciones humanas reales y la integración de diversas etnias y culturas.
El Papa también reconoció el papel de la Iglesia católica en Singapur, destacando su contribución significativa a la educación, la salud y la caridad. Finalizó su discurso agradeciendo a la nación por su compromiso con la sostenibilidad medioambiental y pidió que continúe buscando soluciones innovadoras, instando a que su ejemplo inspire a otros países.
Francisco concluyó con una oración para que Dios guíe a los líderes de Singapur en la atención a las necesidades de su pueblo y expresó su deseo de que los esfuerzos de la nación reflejen un espíritu de inclusión y fraternidad. “Que Dios bendiga a Singapur”, concluyó el Papa.